6 de diciembre de 2011

Te amé, pero muy tarde.

Querido diciembre, te escribo a ti porque eres lo único que queda de este amor. Sé que fui la culpable de su frío y su olvido. Me convertí en la trampa del corazón. La ansiedad y la falta de aire fueron solo dos de los síntomas que vendrían después de un par de lágrimas. El fue el dedo acusador que me señaló y a su vez destrozó mi corazón, convirtiéndose en un detector de sentimientos. Creí en el amor, en los ángeles y en la felicidad. No necesite fe , oraciones ni rosarios, simplemente otra alma en la que confiar. No fui consciente de la existencia del desamor, de los demonios y de la tristeza que habitaban al otro lado de mi espejo.
Mis temores volvieron ya que no logre superarlos, encontrándome de nuevo con el que me acusó. Me dedicó las palabras que nadie nunca quiso escuchar del que te amó a pesar de tus demonios. En ese momento te das cuenta del daño que has ocasionado a la persona que te salvó de los infiernos, la que te rescató dejándote sin quemaduras a cambio de otorgárselas a el mismo. Ya no duelen los hechos sino las palabras, las miradas escuecen y los labios muerden hasta hacerme sangrar. Todo esto huele a pasado, a un pasado con secuelas, a ansias de impaciencia por conseguir perdón. Mientras tanto, volare sin volver a lo subterráneo, diciendo adiós. Diciéndote adiós, diciembre....

4 comentarios:

  1. Pero siento que te sientas así...

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  2. Que bonito.. pero que triste es a la vez..
    Nunca vemos ese lado taan horrible hasta que lo tenemos delante, es feo, pero esta ahi.. no queda otra aunque a veces no nos merecemos la forma de verlo. No todo el mundo valora de igual forma lo que tiene.. y es demasaido tarde..
    en fin.. me gusto mucho :)

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