12 de mayo de 2013

Buenas noches.

Me susurraste al oído mientras mi piel te contestada por cada uno de sus poros.
No hay mejor remedio para la cobardía, que dormir a tu lado. 
Sintiéndote. 
Sin dejarte escapar.

En cuerpo o alma. 

No hay peor remedio para la valentía que verte marchar; noche tras noche.
Desapareces como el roció en la mañana,
como los corazones que dibujo en la mampara.

Es un castigo no compartir contigo, cada latido del corazón. 
Ver - juntos - como se consumen las velas del baño. Como dejan su cera y su ligero aroma a vainilla.
Para que no nos olvidemos de la esencia que transmiten - juntos o separados-. 

No me olvides, 
al meterte en la cama y no sentir el frío que desprenden mis manos. 
Al no poder calentarlas ; al no poder calentarnos.

Buenas noches, te dije
tras aparecer de nuevo en mis sueños. 
Un día más, entre tantos. 
Desde que te cuelas en ellos, soñarte, se ha convertido en mi pasatiempo favorito.
Al igual que el de imaginarte. 

Déjame darte paz tras tanto castigo.
Déjame darte las buenas noches.
Un día más, entre tantos.