14 de abril de 2012

Amar es un arte y no siempre nos consideramos artistas.

Como cuando el viento soplaba. Fuerte, abofeteándonos la cara con su mísero orgullo.
Una sensación que nos busco durante varios años, haciéndonos partícipes de la cárcel del alma, de los laberintos de la razón y los acertijos del corazón. Sabíamos todo, pero no aceptábamos nada. Eramos presos  de los recuerdos y nos enfrentábamos en cada vis a vis con miradas, amenazas y algún que otro beso. No eran besos cualquiera, no, eran besos entre rejas. Nos tatuábamos con cada beso. La marca que nos dejaban no era otra que la de la desconfianza. Menuda farsa más mal llevada. Como es el "amor"... me enamoré de los besos traicioneros, de mi obsesión por quererte, de tu olor tras las rejas y de tu tono de desconfianza.
Al final de tanto buscar, nos encontró. Y tanto que nos encontró.
Nos convertimos en océano, curando nuestras heridas con la sal del mar dejando nuestros cuerpos desnudos de sentimientos y culpas. Sin heridas ni cortes.
Nuestra fuerza reventó a las olas, bailando a nuestro son sin tambores ni guitarras, solo nuestras risas se encargaron de poner sonido a aquel oasis.

¿Que fue lo que pasó ? Supongo que  lo que pasa siempre, la vida.

1 comentario:

  1. Todo aveces comienza como un pequeño juego, luego se transforma en elgo mucho mas profundo, en un sentimiento real : amor.
    :)

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