Querida yo a los veintisiete te escribo desde el portátil que tanto soñaste, el que fue testigo de tantas luchas y derrotas, aquel que te llamo orgullosa tantas veces. Hoy, diez años antes de tantos errores te recuerdo lo que querías ser a esta edad a la que me lees. No tenías sueños específicos, ya que provienen de traumas. Eres de las que actúa en un anuncio de “La vie en rose” y dejas que la gente se pregunte el porqué de tu felicidad. Eres la que ve ríos donde hay mares, y mares donde hay ríos, la que vende consejos pero para ti no tienes. Tú eres esa que busca algo más en los ojos que un simple color, la que cree en los poderes mentales y del corazón. Tú eres la que ríe cuando llora y a la que un simple punto le obsesiona.
Ante todo sé legal ,tanto como la yonkie de la esquina. Deja volar un poco a esos pajaritos que tienes en la cabeza aunque los ates a ti con un hilo invisible.
Quiere como siempre lo has hecho, pero no seas tan confiada ni ingenua. No te obsesiones con números, ni personas. Sé leal al turquesa y al rosa.
No olvides lo que te dijo la abuela ni como sabía su tortilla de patata.
No sé si estarás casada ni con quien. ¿Seras feliz?. ¿Tendrás el trabajo que deseas, vivirás en el dúplex que quisiste tener?. No te puedo avisar ni aconsejar de nada de lo que te pueda pasar en estos diez años, puede que sean los mejores de nuestra vida o los peores, puede que incluso este escribiendo esto a alguien que no exista. Ante todo, no pierdas tu sonrisa en las caida, ni seas orgullosa para dejarte ayudar para ponerte en pie.